martes, 11 de marzo de 2014

Bitácora de desplazado laboral forzoso 5


Día quinto...  marzo 11 de 2014


Hoy el día sigue gris en Yopal. Un poco de mi historia: Nací en 1967 soy oriundo de Montelibano Córdoba, cerca del pueblo en una finca ganadera  me crié  junto con mis padre Emil Jaaman, mi madre Carmen Meza y mi hermana Ana Jaaman  en 1979 se separaron mis padres. Considero que las circunstancias enunciadas de la separación de mis padres a finales de los años 70 y unido con ese tránsito de la niñez a la pubertad  permitieron dame cuenta que  lo que  tenía  había cambiado se había transformado; ese estado ideal de vivir en el campo y lejos de la incertidumbre del pueblo había pasado, ya eran nuevas realidades familiares: la familia como la conocía ya no estaba; la educación era otra cosa, ahora, en vez de tener  a un tutor para mi hermana y para mí, estaba en manos de un desasosiego de compartir con una muchedumbre, llamados compañeros, con un docente que esgrimía poder para dominar a ese grupo numeroso. Ya el paraíso se había perdido, el lugar de protección  como lo conocía  ya no existía; ahora me enfrentaba a vivir mi individualidad con una inmensidad de personas a las cuales debía complacer o adaptarme: complacer al maestro, a mi tía con que convivía, a los conocidos de barrio con que compartía juegos, a mi mamá en su nueva condición de dominante total.
Cada vez era más lejana esa figura de mi tutor de mis primeros años que me hacía pensar de los números y su relación con  mis juegos.
Cada vez que decía  “yo soy” Yury Jaaman Meza quería expresar que detrás (sistemas de creencias, territorio, mi historia, mis raíces) quería dejar claro que no era diferente que, aunque lejos de mi padre yo era parte presente de un hombre extranjero, luchador y batallante con los desafío que le impuso esta sociedad colombiana que en ocasione lo incluía pero que también en muchas lo excluía y le hacía saber que él no era de estas tierras.
Considero que es precisamente desde esas inclusiones y exclusiones que pude ser testigo  y también viviente de ellas  me doy cuenta hoy de cómo fui  educado desde esas pretensiones del profesor, dogmatismos religioso al cual empecé a vivir al sentirme obligado a levantarme un sábado domingo para ser adoctrinado por catequesis  que consideraba fuera de lugar.
En ese momento de mis 10 a 12 años “me di cuenta”  que mi historia, con una continuidad de confort y tranquilidad  se había roto y que tenía implicaciones  con una ruptura con creencias religiosas, culturales y  sociales. Me di cuenta que, a la manera de cómo se cambia de historia al terminar de leer una novela y pasar a otra, estaba en otra historia, y que similar a como era en las novelas debía adaptarme  a las nuevos personajes y tramas con sus propias narrativas que me imponían las nuevas circunstancias.
Ese  sentimiento de inseguridad y dolor por la separación de mis padres ahora se transformaba en obligación de adaptación y sobrevivencia.
El recordar la separación  es el símbolo de corte del retorno a la memoria de un cierre a la niñez y una apertura a la seudo adultez que trae a mi momento presente  el rememorar vivencias, que poco a poco se han constituido en experiencias dignas de ser pensadas con toda su carga emocional pero sobre todo, reconocer en esa experiencia que trae consigo también emociones (campos emocionales) de incertidumbre y desasosiego por la pérdida de seguridad  que no solo es buscar el sentido  de ser en lo que soy con la posibilidad, ahora de buscar asidero con el fin de valorar lo que puedo ser con múltiples posibilidades. Este conjunto de relaciones  con lo que hoy me acontece y cómo enfrento lo acontecido adquiere un significado especial y en donde hago reminiscencia de ese recorte de mi realidad pasada de tal modo que implica  poner en cuestión esa supuesta educabilidad por  esa educación recibida, la herencia,  los ritos de sistema de creencias); y a la vez tratar de cuestionarme en posibilidades, futuros posibles para  abandonar la fijeza aparente en que se presenta, se exige a éste mostrarse en sus cambios posibles. Es así que de esas vivencias que me marcaron en esos momento  ahora tomo conciencia de que la incertidumbre en  mi ha operado como  sacar fuerzas frente al dolor en las vivencias de sentirme excluido, marginado, enfrentado a nuevas separaciones como por  ejemplo en mi ejercicio de sindicalista  lo que me mueve es ese deseo de superar el dolor de no poder hacer nada ante lo injusto, el trato injusto en las condiciones laborales, la discriminación, la subordinación incondicional… y cómo ha sido o se ha manifestado el sujeto Yury ante el sistema (laboral, familiar, político, económico) de subordinación? Narrativas que se imponen, me imponen y contraponen a mi ideas de justo, anormal, intolerable, etc; emocionales que considero me enfrenta a buscar alternativas  que me posibilita plantear la exigencia de abrirla, es decir, quedarme estático, petrificado e inmóvil ante lo adverso si no de preguntar y preguntarme  por posibilidades cuando siento que estoy en situaciones que me causan inseguridad y dolor.
En este proceso metodológico me ha permitido asombrarme más y dar por ciertas muchas menos cosas. Desde que tengo memoria de mi historia  pensé que mis cavilaciones hacían parte de lo “no público” de las búsquedas de respuestas privadas ya que lo aprendido  no abordaban tantas inquietudes (religiosas, existenciales, afectivas, etc) y que la vida misma y el conocer era una cantidad de respuestas que fragmentaba mi existencia. Lo que más  o menos se acercaba a dar ese tipo de respuesta a esas inquietudes, asombros e indagaciones estaba más en el margen de lo artístico,  filosófico  o religioso (poesía, literatura o filosofía existencial).
Este trasegar, es en un sentido contemplar como la tarea de valorar el propio modo de pensar reflexionando cómo, realmente, estoy pensando eso que denomino incertidumbre con toda su connotación de movimiento, pluralidad, diversidad, impermanencia. Por otro lado este esfuerzo me ha permitido “concientizarme” del modo y necesidad de abordar la realidad  para imaginar  otras posibles “soluciones”, “respuestas”  o, al menos, avizorar el margen de acción que tengo para ello y  reconocer en ese mismo acto que acercarme a la realidad no es recolectar datos, sino también construirlos desde una particular manera de ver.
En  este momento he  resignificado la incertidumbre que me permite establecer relaciones inclusivas y relacionales con ese campo emocional de la frustración a lo que no puedo cambiar, el dolor que me causa esa frustración de estar en un lugar no seguro. Es desde allí  donde veo las coincidencias de que la incertidumbre  me ha permitido  adaptarme como modo de sobrevivencia; en los punto  de quiebre que posibilitan, en este momento metodológico, enfrentarlos como posibilidades  de construir  y ser parte de la construcción de esa realidad  mía y  construyo la realidad (Yury), cuando  reconozco que estoy en incertidumbre, en crisis por estar a  nuevamente ante lo considerado como “normal” “por qué así ha sido” sentido pensado y asumido que es “bien” o “mal”, “liberal” o “conservador”, “negro” o “blanco”. Y que a pesar de mi deseo libertario, también debo reconocer que hay en mis actuaciones que normalizan situaciones excluyentes, enajenantes, contradictoria.
La incertidumbre me ha permitido sacar de la  desprotección, de la crisis, del momento de inseguridad, del sentimiento de dolor, de la angustia buscar alternativas, superar la inmovilidad por el miedo y enfrentarme a “eso” tratando de entenderlo para, algunas veces atacarlo, en otras conciliar, en otras conquistar y en algunas retirarme. Ese sentimiento emerge  cuando debo responder a situaciones del trabajo que considero no son legales, correctas o justas cuando llevo a mi hija al colegio siendo consciente de mucho de esos procesos de “aprendizaje” instauran en ella  construcciones de obediencia, subyugación y sometimiento.
Ahora bien, la incertidumbre la considero en este momento metodológico  como  la posibilidad de poner en cuestión  cómo he sido y cómo puedo dar cuenta de mi presente y de las posibilidades en un momento dado, pero también problematizarla “la incertidumbre” en sus potencialidades y limitaciones con el fin de conocer los determinantes.
Emergen también muchas preguntas  de si la incertidumbre me ha permitido superar y superarme qué otras afectaciones podrían emerger  que también den cuenta de cómo enfrentar el mundo del  (trabajo, estudio, familia, religión)?
Es desde allí, que haciendo el rastreo de lo que ha sido definido teóricamente como incertidumbre  no veo incluyente lo nominado como tal (la incertidumbre desde lo experimental en la  física o la incertidumbre como falta de certeza desde la visión  psicologista) frente a esto he pretendido buscar alternativas y ampliar el campo  que una u otra teoría me presenta y las posibilidades y perspectiva de resemantizar la incertidumbre con los posible imaginables de intervención y activación a lo social,  y la exigencia de suponer recuperar el papel crucial de mi sujetividad en tanto construido (dado) por los sistema de creencias, cultura, maneras de relación intersubjetiva de dominio y dominación,  y a la vez constructor de realidad, como posibilidad/es y exigencia de ser yo el que construye su relación con la realidad.
Ahora bien, la incertidumbre emergente a la que hago alusión ha llegado al punto donde la palabra “nominada” se agota y a veces considero  más aportante cavilar sobre  la posibilidad de expresión de  la incertidumbre en la obra pictórica de Picasso  o en la poética de Garcia Lorca, sin pretender decir que da total respuesta a ese concepto base. En este punto estoy tratando de identificar los condicionantes teóricos, valóricos o experienciales que pueden sesgar mi  mirada, teniendo el nivel de conciencia, que sea cual sea el caso, de los elementos que se articulen serán producto de una opción deliberada e intencional mía.
Lo que pretendo es que esta opción/es para articular elementos me permitan conformar un campo problemático o campo de problemas, como por ejemplo: no basta con tener conciencia de esa afectación sino de cómo  pensar y actuar hoy que me den la posibilidad de llegar a la visualización de campos problemáticos de la incertidumbre en la historia de Yury  con miras a habilitar una intervención en lo volitivo, ético, social y político (llámese incertidumbre insatisfecha, deseante, frustrada, posible, incoherente, libertaria).
Ahora estoy tras de la pista, sobre el considerar cómo he detectado la incertidumbre como concepto fundante, que hay debajo de  esas experiencias recuperadas de mi recorte de historia que puedan dar cuenta de su fundamento y los posibles campos problemáticos que lo especifique. Desde este punto considero que no es suficiente identificar la matriz epistémica o creer que se tiene o se va adquiriendo niveles de concienciación ya que esta experiencia de pretensión investigativa  exige un grado de asombro continuo, constante y alerta para evitar el caer en la formalización de las abstracciones y teorizaciones por evitar los lugares inseguros y buscar el lugar el lugar seguro de la respuesta.
Frente a estas exigencias en mis experiencias desde el presente, en que se conjuga lo dado en lo dándose, de estos últimos 8 meses de confrontaciones de poder, desde mis actuaciones sindicales y en el paro agrario (agosto de 2013) en dialogo con  los campesinos que protestaban en la zona en donde habito hubo eventos que me permitieron tener conciencia, de ese ciclo de apertura - problematización - aprehensión - reconstrucción articulada/totalidad (potencialidad/puntos de articulación) - cierre – y posibles enunciación de campos problemáticos desde afectación o concepto estructurante; en tanto que, considero son necesidades o auto exigencias  para  la apropiación de la realidad (de este presente) con miras a habilitar posible intervención y optar por uno u otro curso de acción en relación con el  cómo, desde dónde intervendría en la realidad en busca de posibilidades que pudiesen construirse, presumiblemente, de respuestas o de comprensión y aprehensión de situaciones problemáticas determinadas.
Por otro lado, como emergencia por lo anteriormente expuesto está la exigencia de darme cuenta de sí realmente al tomar conciencia de este modo de operar soy capaz  de cambiar la realidad, en el pensamiento y en la práctica. O, al menos, avizorar el margen de acción que tendría  para ello.

1 comentario:

maria.doralba dijo...

Estimado Yury, que buena reflexión. No hay que desanimarse, eso es lo que precisamente desean los tiranos. Siempre adelante, y con fe, de que la luz en el tunel tarde o temprano se dará... felicidades